Una crónica (inesperada) con Martín Caparrós
El azar te llega a sumar pero a veces, también llega para quitarte algo. Aún así, entre la dispersión puedes encontrar sorpresas.
Quien escribe estas líneas (reportero), ve a Martín Caparrós, escritor y cronista argentino, caminar por un pasillo de azulejo blanco en el Hotel Hilton, en Guadalajara, México.
Luego de pasar por el vestíbulo y restaurante, en un mediodía caluroso del viernes 5 de diciembre. En una mesa cercana, Fabrizio Mejía Madrid, escritor mexicano, daba una entrevista en plena ebullición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), en su edición celebrada en 2014, que contó con la presencia de Argentina como país invitado.
Vuelves tu vista a Caparrós, que se mueve cada vez más rápido y firme hacia uno de los elevadores. Al parecer, tiene varios compromisos.
El reportero joven que oteaba a su alrededor, por las ventanas y pasillos, intercepta al argentino. Refiere un poco un libro llamado Entre dientes, escrito por el interlocutor del momento, publicado por la editorial oaxaqueña Almadía, hace unos años. Le gustan sus crónicas y le pide unos minutos para entrevistarlo.
A lo lejos se oye el rumor del hotel, ecos de charlas sucesivas, el tintineo de cucharas con porcelana de platos, vasos y/o tazas, el ronroneo de uno que otro teléfono.
El sonido de zapatos acentuado por zapatos de un lado y de otro, mientras la luz natural, a través de los ventanales grandes inunda el lugar.
Los caracteres se mezclaron, lugar y entrevistado; la sensación de pisa y corre, la prisa al estar en un "no-lugar" que es un hotel: base de paso en donde la gente siempre va hacia otro lugar,o lo tiene en mente. En este momento, Martín te habla sobre distintos temas.
Pese a la brevedad, se da tiempo para responder con su mirada penetrante y voz de acento profundo, una convicción y emoción que te mueven algo interior. En su expresión facial asoman la curiosidad y la urgencia.
La situación de la crónica
Alguna vez estuvo muy instalada en los periódicos impresos, y por lo menos, no ha sido así en los últimos, no sé, 20 o 30 años.
Ahora algunos periódicos dejan algún pequeño lugar para un periodismo más narrativo. Pero efectivamente son muy pocos.
Yo no estoy seguro de sí su lugar sea necesariamente en los libros. Probablemente, sí los libros son el espacio en donde puede haber un desarrollo mayor en tamaño, en tiempo de trabajo o en ambición.
Pero también es cierto que cada vez hay más páginas de Internet, donde se publican reportajes largos y bien trabajados.
Creo que en ese sentido, Internet da la posibilidad de no tener restricciones de espacio. Claro, lo que no se sabe todavía es cómo se hace para que Internet solvente económicamente el trabajo, porque en general nadie consigue hacerle producir dinero. Pero bueno ese es otro orden de problemas.
¿Boom de la crónica?
Cuando se hablaba del boom de la literatura (latinoamericana) en los años 60, se estaba hablando de 5 grandes autores.
Que además vendían decenas, centenas de miles de libros que todo el mundo leía, que eran una parte decisiva del debate cultural de esa época.
Este supuesto boom de la crónica no hace que las piezas de periodismo narrativo, sean leídas por esa cantidad de personas, ni que ocupen ese lugar central en el debate.
Digo, hay como una especie de éxito de consideración. Está como bien considerado. Pero yo creo que lo que más resume la situación actual del género, es una pequeña situación de hace 2 o 3 años, cuando salieron un par de libros de antologías de crónica, una en Anagrama, otra en Alfaguara.
Me llamó un periodista de El Mercurio, un diario importante de Chile, para preguntarme sobre la crónica. Bla, bla, bla. El boom de la crónica y todas esas cosas.
Entonces, yo le contesté, me seguía preguntando aún más cosas. Y yo le dije pero cuánto más vas a escribir. Tantas cosas me tienes que preguntar. Me dice bueno sí, es que tengo que escribir como dos mil palabras sobre la crónica.
Ves, esto es lo que pasa actualmente con la crónica. Es mucho más probable que tu jefe te pida 2 mil palabras sobre la crónica, que una crónica de 2 mil palabras.
La relevancia de la crónica en un mundo caótico
Es un aliciente para tratar de contarlo, entenderlo. La crónica que a mí me interesa ahora no sólo cuenta, sino que razona, intenta comprender, intenta explicar.
Por momentos, hay crónicas que para mi gusto son demasiado narrativas, en el sentido de que se privan del aspecto más ensayístico, que a mí me gusta que tengan.
Donde se trata de entender los fenómenos también. Entonces cuando hay una situación que parece caótica, ese es momento de ir y tratar de desentrañar ese caos y tratar de entenderlo.
Libros de crónica que frecuenta y han marcado su labor
Me siguen gustando mucho algunos clásicos. Como "Lugar común la muerte" de Tomás Eloy Martínez, que es uno de los grandes libros de no ficción que se han publicado en América Latina.
Me siguen gustando mucho algunos textos de Rodolfo Walsh, como "Operación Masacre". Truman Capote con "Música para Camaleones", también me resultó decisivo.
Y por supuesto, textos más recientes, del chileno Cristian Alarcón, "Cuando me muera quiero que me toquen cumbia".
Ahora estaba empezando a leer "Hamsters" (Libros del K.O., 2014), que está muy bien, se acaba de presentar en la Feria (Internacional del Libro de Guadalajara, 2014). Digo, hay una cantidad de libros que están circulando que son muy interesantes.
El reportero retrata al escritor, luego se toman una fotografía. Y se despiden, uno de ellos se pierde al entrar en un elevador.
Martín Caparrós nació en Buenos Aires, Argentina el 29 de mayo de 1957, ha incursionado en la crónica, el ensayo y la novela. Inició su andar en el diario Noticias en 1973.
Ha recibido los reconocimientos "Rey de España" en 1992, la Beca Guggenheim (1993), el Premio Planeta Latinoamérica (2004) y el Premio Herralde (2011).
"Ansay o los infortunios de la gloria" (1984), "La Historia" (1999), Valfierno (2004), "Los Living" (2011) y "Comí" (2013), son algunas de sus novelas.
En cuanto a libros de crónica y ensayo: "Larga Distancia" (1992), "La Patria Capicúa" (1995), "Bingo!" (2002), "El Interior" (2006 y 2014), "Entre dientes" (Almadía, 2012) y "El Hambre" (2014), entre otros.
*Texto publicado originalmente en Avenida Digital 3.0.
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